Observa tu trabajo y analiza qué aspectos se pueden mejorar. Descubre que no existe el fracaso, sino diferentes aprendizajes, los errores son una potente herramienta educativa si aprendes a sacarle provecho.
La autoevaluación supone el análisis de las propias capacidades y el reconocimiento de los errores propios, así como el descubrimiento de los puntos fuertes de la persona. De esta manera, los niños aprenden a conocerse mejor y a identificar aquellas áreas en las que tienen que trabajar más.